En julio, la santa sede nombró a un visitador apostólico para investigar la situación. El papa León XIV aceptó la renuncia de monseñor Ciro Quispe López como obispo prelado de Juli (Puno). La decisión fue publicada en la sección de Renuncias y Nombramientos de la página oficial del Vaticano. La renuncia se produce tras denuncias y reclamos de comunidades católicas del sur andino con una antigüedad de dos años.
Las acusaciones incluyen presuntas conductas sexuales impropias, desvío de fondos de la Iglesia, intentos de apropiación de museos religiosos y modificaciones no autorizadas en templos históricos.
Quispe López, de 51 años, presentó su dimisión anticipadamente, ya que el Código de Derecho Canónico establece la renuncia a los 75 años. El 17 de julio último, la Nunciatura Apostólica en Perú nombró a monseñor Marco Antonio Cortez Lara como visitador apostólico para investigar la situación de la prelatura.
La Conferencia Episcopal Peruana precisó que la medida respondía a la “publicación de noticias en diversos medios locales” y buscaba “verificar de manera exacta la situación de referencia”.
Consultado el 11 de julio, Quispe declaró: “todas esas cosas están en investigación”.
A través de un comunicado del 19 de septiembre, la Prelatura de Juli señaló que su labor afronta una “persecución constante” con informaciones tendenciosas y difamatorias.
Se espera la designación de un administrador apostólico temporal hasta el nombramiento de un nuevo obispo para Juli.
Ciro Quispe fue nombrado obispo por el papa Francisco en 2018. Además, fue ordenado sacerdote en 2001 en Cusco, estudió Ciencias Bíblicas en Roma y enseñó en diversas universidades y seminarios. La dimisión ocurre en medio de un creciente malestar en comunidades católicas como Juli, Ilave, Pomata, Desaguadero y Yunguyo, cuyos fieles cuestionaron su gestión pastoral.